A SANGRE FRÍA, EXCELENTE RESULTADO DE UNA MINUCIOSA INVESTIGACIÓN SUMIDA POR LAS DROGAS

 

 

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Truman Capote

Truman Capote

En alguna asignatura de los comienzos de mi carrera universitaria oí hablar de Truman Capote y de A sangre fría. No recuerdo ni cuál era la materia ni tampoco a raíz de qué se citó al periodista norteamericano. Sin embargo, me llamó mucho la atención, tanto por su aparente revolución del periodismo como por tratarse de un alcohólico, drogadicto y homosexual.

Y algunos años después, es decir, hace unos meses, pensé en mis lecturas estivales de este 2013. En mi afán por reforzar los idiomas, me decanté por cinco libros extranjeros en versión original, In cold blood A sangre fría – entre ellos. He de reconocer que mi nivel de inglés no es tan bueno como me gustaría y, por tanto, me costó mucho arrancar. Pero arranqué. Y debe ser un libro excelente porque ha conseguido mantenerme en vela varias noches pese a no entenderlo todo.

En 1966, Capote decide investigar un asesinato múltiple de una querida familia de Holcomb, Estados Unidos. Se sumergió tanto en el estudio del caso que terminó por escribir, no una novela basada en hechos reales, sino un hecho real novelado. El autor combina elementos literarios e investigación periodística y da lugar a aquello que él llama nonfiction novel. Esto no fue aceptado por todos, pero desde luego no cabe duda de que revolucionó el mundo del periodismo. A su vez reforzó el Nuevo Periodismo, aunque su antecesor Rodolfo Walsh fue quien inspiró esta corriente con su obra Operación Masacre. De la cual, por cierto, no puedo hablar porque no la he leído.

Los asesinos de la familia Clutter

Los asesinos de la familia Clutter

Las declaraciones y los diálogos son fieles reproducciones de las entrevistas realizadas a policías, habitantes del pueblo y culpables tanto por Capote como por Harper Lee, autora de Matar a un ruiseñor –premio Pulitzer–. El periodista siguió el suceso desde primera fila e incluso estuvo presente en el ahorcamiento de ambos asesinos. Es más, entabló una relación muy especial con uno de ellos, Perry Edward Smith. Tanto es así que Smith, el día de su muerte, despidió a Capote con un beso en la mejilla y un “Adiós, amigo mío” hispano hablado. Tras conocer estos datos, y a sabiendas de la homosexualidad del autor, mi mente retorcida ha pensado en un posible affaire entre los dos.

Hipótesis aparte. El libro se publica en 1966 y consta de cuatro grandes partes narradas en tercera persona omnisciente. Su trascendencia fue tal que ha inspirado varias adaptaciones cinematográficas:

–       A sangre fría (1967): dirigida por Richard Brooks, se limita a plasmar la obra.

–       Capote (2005): muestra el proceso de creación de la novela y se llevó el Oscar  Philip Seymour Hoffman al mejor actor principal.

–       Historia de un crimen (2007): Toby Jones y Sandra Bullock interpretan a Capote y a Harper Lee respectivamente en la investigación del asesinato de Holcomb.

Tras leer A sangre fría, dos cosas rondaron mi cabeza. Una de ellas es la increíble mezcla de brutalidad y sensibilidad de los asesinos, en especial de Smith. Después de impedir que su cómplice, Dick Hickock, viole a Nancy Clutter, entabla una conversación con ella sobre poesía. Sin embargo, a los pocos minutos mata a la joven de un disparo en la cabeza. Por otra parte, la última cena de los condenados a muerte estuvo compuesta por gambas, patatas fritas, pan de ajo, helado, fresas y nata montada. No pude evitar preguntarme, ¿y tú, qué menú pedirías?

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